Como es adentro es afuera reza el Principio de Correspondencia, el segundo principio de un antiguo libro hermético llamado El Kybalión, todo se corresponde entre sí, de modo que un microuniverso, aunque no es una fiel réplica de un macrouniverso, conserva muchos elementos relacionados de lo ínfimo.
Lo que sucede en la humanidad nos sucede a cada uno de los individuos que la conformamos, en ese sentido Haití fue un terrible golpe a la humanidad y a cada uno de nosotros… un golpe que duele profundamente porque Haití es esa parte olvidada, abandonada a su suerte, eso que no nos gusta mirar por la miseria y el dolor que representa… esa parte que sólo vemos superficialmente como un lugar colorido y exótico sin tomar conciencia de su enorme vulnerabilidad.
Haití fue maltratado, abusado, expoliado desde hace mucho tiempo, pero ¿cuántos de nosotros fuimos concientes de esa realidad antes del 12 de enero?... Recién cuando recibió este golpe de gracia asestado con total impunidad, con la impunidad que nosotros mismos otorgamos con nuestra indiferencia, sentimos el shock que nos obligó a mirarlo y a mirarnos.
Haití nos mostró en el macrocosmos las consecuencias de la indiferencia y el individualismo… y también las consecuencias del miedo a enfrentar aquello que no nos gusta, nuestras partes oscuras, las que solamente cuando nos adentramos en nuestro interior podemos integrarlas, sanarlas y también descubrir nuestros tesoros ocultos que (como el petróleo y las minas de oro), se encuentran enterradas esperando pacientemente que podamos exteriorizarlas.
Aprovechemos este triste momento para hacer una profunda introspección y veamos qué nos mostró el terremoto en Haití, qué parte de nuestro ser integral relegamos permitiendo que sea arrasado por alguien que aprovechó nuestra indolencia para destruirlo sin miramientos y apoderarse de nuestra energía (el petróleo de Haití), y nuestra alegría de vivir (el oro).
Quizás sea también el momento de observar a la humanidad como un organismo formado por millones de células, (cada uno de nosotros como individuo), y comprender que hay células saludables, células debilitadas, y células cancerosas que se apropian de los nutrientes y la energía vital de las demás… y que para que ese organismo se desarrolle sano y feliz, requiere de que cada célula se cuide a sí misma y cuide a las demás, hasta que ese grupúsculo de células enfermas pierdan su capacidad de destruir a las otras.
Eso significa básicamente soltar el miedo que nos lleva a replegarnos sobre nosotros mismos y recuperar nuestro poder personal, nuestro soberano integral y de esa manera recuperar el poder que esta humanidad ha perdido en algún recodo de su larga trayectoria, dejándolo en manos de unos pocos que asumiéndose como dioses nos humillan y tratan como objetos de su propiedad.
Esperemos que cuando las heridas se cierren no olvidemos la lección que nos deja Haití, que el dolor y la pérdida de tantas vidas no sea en vano y que se convierta en el motor que impulse un nuevo salto cuántico individual y colectivo en nuestro camino de evolución.
Cristina Casalis
El video pertenece a ElMero Ser
https://www.youtube.com/watch?v=idWprkp9F8c